Mi tía me pidió que restaurara para mi prima una caja de madera antigua que perteneció a nuestra abuela (como siempre, se me olvidó fotografiarla antes de empezar). La caja era muy oscura, con unos dibujos étnicos y, como se aprecia, con la tapa algo deformada por el paso del tiempo (me encanta porque creo que le da autenticidad).
Sé que a Laura le gustan los colores cremas y, sobre todo, esa bonita flor de gasa con perlas y brillantes. Partiendo de ahí, añadí un poco de pasta de textura y muchas flores.
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